domingo, 1 de marzo de 2009

Resumen de la publicación realizada el 2008


Resumen


Las ciudades constituyen el hábitat por excelencia de los seres humanos, y pese a su diversidad presentan características ambientales (clima urbano) comunes en muchas partes del mundo, como por ejemplo la presencia de la Isla de Calor Urbana (ICU), que corresponde a un aumento de origen antrópico de las temperaturas de la ciudad en comparación con su entorno inmediato de carácter natural y rural, siendo más intensa dicha diferencia en las noches. Por ello, el propósito de esta investigación es analizar la Máxima Intensidad de la Isla de Calor Urbana (MIICU) de Rancagua a partir de mediciones de las temperaturas con transectos móviles y estaciones meteorológicas fijas. Se ha determinado que la máxima intensidad de la isla de calor urbana de Rancagua bordea los 6°C en verano y primavera, y 3°C para invierno y otoño. Los factores que explican las distribuciones de las temperaturas urbanas de Rancagua corresponden a las distancias a fuentes húmedas (río Cachapoal) y las densidades poblacionales; y en menor medida las características topográficas del emplazamiento de la ciudad y las áreas verdes urbanas medidas a partir del índice normalizado de diferencias vegetales (NDVI). La principal conclusión de esta investigación indica que la ausencia de parques urbanos en Rancagua explica la distribución de las temperaturas y la elevada intensidad de la isla de calor, y también la no significativa relación entre temperaturas y NDVI. De no revertirse esta situación, la sostenibilidad ambiental futura de la ciudad de Rancagua se verá muy amenazada por el crecimiento urbano.

Palabras clave: Clima urbano, índice normalizado de diferencias vegetales, isla de calor urbana, sostenibilidad ambiental.


Conclusiones

La configuración térmica nocturna de la ciudad de Rancagua es poli-concéntrica, con mayores temperaturas en el Centro histórico, Diego Portales y Nelson Pereira, disminuyendo las temperaturas hacia la periferia, especialmente la sur y poniente, de modo similar a lo observado por Moreno (1994) para Barcelona. La estación del año no es relevante en dicha distribución, pero sí lo es respecto a la intensidad de la ICU, que se presentó mayor en verano y primavera para esta ciudad.
La máxima intensidad de la isla de calor nocturna de Rancagua posee magnitudes de entre 5,4ºC y 3,2ºC, algo menor a lo esperado en las ecuaciones de Oke (1987), que predicen una intensidad de 6,7ºC para una ciudad compacta. Ello se considera dentro del margen de aproximación de la ecuación de Oke, ya que su modelo es universal.
Las variables que explican de mejor manera la distribución térmica de la ciudad corresponden de mayor a menor a la distancia a fuentes húmedas, la densidad de población, la topografía del emplazamiento de la ciudad, y el NDVI. Ello resulta similar a los resultados encontrados por Cuadrat et al. (2005) para la ciudad de Zaragoza en España. No obstante, la cercanía a fuentes húmedas es muy significativa para el caso de Rancagua, lo cual es un elemento importante a considerar en la planificación urbana y ambiental de esta ciudad.
Un elemento importante de los resultados es la poca significancia encontrada entre las temperaturas y la vegetación expresada en NDVI. Ello evidencia la clara ausencia de parques urbanos en Rancagua y su composición caducifolia, lo cual aumenta su importancia en el verano (con su presencia y mayor desarrollo). Indudablemente, planificar los sitios eriazos internos de la ciudad, generando parques y áreas verdes con un predominio de estructuras arbóreas (idealmente de hoja perenne), reduciría los efectos de la ICU, tanto en intensidad como magnitud.

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